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Signos de una mujer saludable

Hay señales o signos que nos ayudan a saber si nuestro cuerpo está sano. La salud es un estado de equilibrio donde el cuerpo funciona correctamente en todas sus áreas. A veces las personas especialmente las mujeres creen que están sanos porque no tienen síntomas de una enfermedad puntual. Pero hay señales o signos que nos ayudan a saber si nuestro cuerpo está sano. Los signos de que el cuerpo de una mujer está sana son: -tener buen humor y animo al comenzar el día -tener energía para realizar las actividades diarias -tener el ciclo menstrual en forma regular -dormir bien durante toda la noche -el color de la orina es claro – evacuar heces todos los días -si las uñas están fuertes y con aspecto rosado -se tiene deseo sexual -se tiene un peso adecuado en forma estable Es importante saber que todos los ítem anteriores deben cumplirse no solo algunos para poder estar sanos. Sentirse sano es tener ganas de hacer cosas y de enfrentar los desafíos diari

La Sexualidad Femenina: Fantasías sexuales

Siempre se ha pensado que los hombres tienen más fantasías sexuales que las mujeres, al igual que se ha “acuñado” por la creencia popular que ellos tienen más necesidades sexuales. (Autor: Aloyma Ravero)

Pero quienes han estudiado el tema desde la sexología, afirman que existen muchas similitudes entre las fantasías de unos y otras.

Las fantasías de carácter erótico aparecen con mucha fuerza en la adolescencia.
Recuerdo la carta de una chica que estaba locamente enamorada de un actor de la televisión y contaba que tenía el cuarto repleto de sus fotografías, soñaba despierta con demasiada frecuencia con ese amor idílico y a su mente acudían escenas de gran pasión erótica. Terminaba
por preguntar: ¿Esto es malo?

Las fantasías sexuales son el salvavidas de muchas mujeres sin pareja. Pero todo el mundo vivencia, en mayor o menor medida, esas imágenes y pensamientos sobre temas sexuales que nos llevan a sensaciones muy placenteras. Por medio de las fantasías, podemos hacer todo lo que nos gusta, no hay límites y la imaginación y la creatividad se desbordan.
Es un terreno donde nada está prohibido y todo puede ser posible, aunque a veces nos asuste.


Comúnmente fantaseamos para hacer todo aquello que no nos atrevemos o no queremos hacer. Alguna gente, lucha contra esas imágenes al considerar que es algo impropio. Sin embargo, los pensamientos y figuraciones no son actos.
Se puede, por ejemplo, fantasear con personajes de ficción y eso no quiere decir que hemos sido infieles.

Según Al-Garaia, una página web española sobre sexualidad, los miedos más comunes que aparecen mientras fantaseamos son:

· A perder el control con nuestra imaginación y fantasear cosas surrealistas y que pueden estar en contradicción con nuestro sistema de valores.
· A querer llevar a la práctica, a la realidad todo lo que fantaseamos. Por el simple hecho de utilizar una fantasía, no significa necesariamente que queremos o debemos llevarla a la práctica. Cuando la fantasía se intenta llevar a la realidad, deja de ser fantasía para pasar a ser acto y, además, la mayoría de las veces pierde su poder erótico.
· Sentir que estamos fantaseando cosas inadecuadas y que si alguien puede leer nuestros pensamientos, pensará mal.

Algunas mujeres comparten sus fantasías con la pareja mientras que otras, las guardan celosamente como algo íntimo o ante el temor de no ser comprendidas y se les intente buscar otras connotaciones que no tienen.

Siempre se ha pensado que los hombres tienen más fantasías sexuales que las mujeres, al igual que se ha “acuñado” por la creencia popular que ellos tienen más necesidades sexuales. Pero quienes han estudiado el tema desde la sexología, afirman que existen muchas similitudes
entre las fantasías de unos y otras. No obstante, de todo esto se habla bien poco.
Se evita el tema porque en realidad a la gente le da vergüenza que otros u otras conozcan de sus pensamientos eróticos y puedan creer que tiene, en su fuero interno, una conducta inmoral. Sin embargo, aconsejan los expertos en sexualidad, no hay que asustarse tanto por
inventar historias de principio a fin, con todos los atributos que queramos. A nadie hacemos daño con esto ni a nosotras mismas. Al contrario, las fantasías sexuales pueden ser una fuente de crecimiento personal, de autoconocimiento de placer, de juego, de creatividad. A partir de ellas, podemos entender muchas de nuestras actitudes relacionadas con la sexualidad.

El sexólogo colombiano Germán Ortiz señala que acompañan a muchas actividades pero muy especialmente a la masturbación. Algunas investigaciones han arrojado que más del 90% de los adolescentes, hombres y mujeres, tienen fantasías eróticas durante esa práctica.

Argumenta el Dr. Ortiz que, por lo común, las funciones de las fantasías son:

· Originan excitación y pueden provocar excepcionalmente el orgasmo.
· Sustituyen experiencias inalcanzables.
· Aumentan el placer durante la actividad sexual.
· Facilitan la respuesta sexual previa a una experiencia.
· Constituyen una forma de ensayo de experiencias posteriores que producen mayor seguridad a sí misma/o sin exponerse a ningún riesgo y con total control.

Comenta el sexólogo colombiano que se tiende a calificarlas como morbosas, es decir, enfermizas, con el fin de hacer sentir anormal a quien las tiene. Sin embargo –afirma– será más lógico pensar que quien no las tiene, puede estar mostrando un altísimo grado de represión sexual interior, que le dificulta el aprendizaje y el desarrollo de la seguridad en si misma/o , base fundamental para la relación con los demás.

Son, por tanto, mecanismos de adiestramiento que disipan muchos miedos de la inexperiencia y por ello, más que sentir temores ante ellas, debemos reconciliarnos con una variante que puede darnos seguridad en nosotras mismas. Es una forma de autoerotismo que facilita las
actividades sociosexuales. Las fantasías repercuten decididamente en las futuras experiencias sexuales. Y pueden servir, además, para evitar la rutina, ese monstruo que –al decir de Balzac– todo matrimonio tiene que combatir.

Como las fantasías sexuales son la compañía habitual del autoerotismo, pasemos entonces a tratar ese tema.


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