II)
Los Implantes de siliconas no aumentan el riesgo de cáncer mamario
Un grupo de investigadores canadienses acaba de publicar sus conclusiones en las páginas de la revista 'International Journal of Cancer' tras analizar los datos de más de 24.000 mujeres operadas del pecho en las provincias de Ontario y Quebec entre 1974 y 1989. Otras 15.000 pacientes sometidas a otras intervenciones cosméticas fueron también seleccionadas. Ambos grupos fueron seguidos durante una media de 10 años y sus tasas de cáncer se compararon con las de la población general según el registro nacional del cáncer de Canadá.
Curiosamente, las tasas de cáncer de mama entre pacientes operadas fueron inferiores a las de la población general. También la incidencia de otro tipo de tumores fue inferior a la media canadiense, aunque los científicos admiten que las causas de ello no están del todo claras. En cualquier caso, no se observó que la cirugía estuviese asociada con más casos de tumores mamarios.
Una de las hipótesis que sugieren los especialistas es que las mujeres con antecedentes familiares, y por tanto con más riesgo de desarrollar la enfermedad, renuncian a pasar por este tipo de cirugía. Aunque también puede ser porque las mujeres operadas "representan un grupo muy selectivo" y ciertos factores diferenciales que podrían modificar su riesgo: eran más delgadas, tenían más parejas sexuales, hijos a una edad más temprana o mayor uso de anticonceptivos orales.
Posibles explicaciones
Otro mecanismo biológico que podría explicar esa especie de 'efecto protector' de las prótesis de silicona frente al cáncer de mama podría ser "la activación del propio sistema inmunológico" al recibir el cuerpo extraño, que también actuaría frente a un posible tumor. O, simplemente, que las mujeres que se operan tienen el pecho más pequeño y este factor, aunque controvertido, también se ha asociado en algunos estudios con menor riesgo de cáncer.
En la muestra se detectaron en total 676 tumores de mama en las mujeres con implantes frente a los 899 que se esperaban de acuerdo con las estimaciones basadas en las cifras del registro canadiense del cáncer.
A pesar de estas observaciones, el equipo dirigido por el doctor Jacques Brisson, de la Universidad de Quebec (Canadá), recuerda que estas mujeres suelen operarse cuando rondan los 30 años, por lo que serán necesarios más estudios a largo plazo para poder ver su evolución y si este perfil de riesgo se mantiene así con el paso del tiempo.
En este caso, algunas de las participantes fueron evaluadas durante más de 20 años, lo que a juicio de los autores descarta el llamado 'efecto de la mujer sana'. Un fenómeno que reflejaría el perfil de estas féminas jóvenes a la hora de operarse, pero que se difuminaría con el paso del tiempo, igualando su riesgo de cáncer de mama con el del resto de la población a medida que fuesen cumpliendo años.
Las conclusiones de este trabajo coinciden con las que ya hizo públicas en 1999 la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) que aseguraba que no existen evidencias epidemiológicas que demuestren que los implantes mamarios de silicona tienen efecto carcinogénico.
En EEUU hace años que no cesa la polémica en torno a ellas y varios comités de la agencia del medicamento (FDA) han rechazo repetidamente su vuelta al mercado con fines cosméticos por temor a los efectos secundarios. Por su parte, en España y otros países de la Unión Europea estas prótesis mamarias siguen utilizándose aunque con la obligación de informar a las pacientes de sus posibles riesgos y acompañadas de una serie de etiquetas informativas sobre su volumen, paciente, código, etc.
Fuente: El Mundo
III)
Otros Estudios
En otro largo y completo estudio llevado a cabo en los Estados Unidos, no se encontraron evidencias de que haya una relación entre el implante de siliconas y el riesgo de padecer cáncer de pecho.
En 1992, la Food and Droug Administration (FDA) de los Estados Unidos restringió el uso de implantes de siliconas en los pechos de las mujeres, puesto que no había evidencias de su seguridad a largo plazo. Fue así que el Congreso estadounidense ordenó a los Institutos Nacionales de Salud que realizarán un amplio estudio complementario para evaluar los efectos en el tiempo que podían producir los implantes.
Diez años más tarde, los especialistas del National Cancer Institute concluyeron que no hubo diferencias en el riesgo de sufrir cáncer de mama en las mujeres que recibieron implantes de siliconas que en las que no los recibieron.
Es estudio consistió en tomar a una gran cantidad de mujeres que recibieron implantes de siliconas entre 1962 y 1989. Como control, se incluyó a un grupo de mujeres de similar edad que se habían realizado algún otro tipo de cirugía plástica, como por ejemplo una lipoaspiración o un lifting en los mismos centros de cirugía.
Se repasaron también los expedientes médicos de las cirugías plásticas y se recogieron datos sobre los procedimientos quirúrgicos, tipos de implantes, y complicaciones (si las hubiera), así como otro tipo de factores que podían afectar el estado de salud, como, por ejemplo, el peso o el historial médico. En el caso de los pacientes que habían muerto, se recogieron todas las partidas de defunción para verificar las causas de su muerte.
La particularidad de este estudio es haber utilizado como grupo de comparación no solo a la población general sino a personas que recibieron algún otro tipo de cirugía estética, ya que estas mujeres tienen mayor cantidad de factores de riesgo para cáncer de mama que la población en general (según se encontró en un estudio previo del NCI).
El estudio arrojó como resultado la no-observación de diferencias en el riesgo de sufrir cáncer de pecho entre las mujeres que recibieron implantes de siliconas y el resto de la población (ya se trate de la población general o de quienes tuvieron algún otro tipo de cirugía plástica).
Los investigadores tampoco encontraron que haya diferencias en el riesgo de sufrir cáncer de pecho según el tipo de implante.
Uno de los puntos más polémicos era si las mujeres que tenían implantes y cáncer de mama eran diagnosticadas en un estadio más avanzado de la enfermedad. En el estudio actual, los investigadores encontraron mayor demora en el diagnostico en la mujeres con implantes, pero sin que las diferencias sean estadísticamente significativas y tampoco diferencias en la mortalidad por cáncer de mama entre las mujeres implantadas y el grupo de comparación. Este es un punto, por lo tanto, que requiere mayor investigación.
Este estudio no incluyó a las mujeres que experimentaron la reconstrucción de sus pechos luego de una cirugía de cáncer de pecho (cerca del 20 por ciento de las operaciones de pecho en los Estados Unidos), por lo que no es posible predecir si se podrían encontrar resultados similares para esta población. La mayoría de los estudios anteriores también se habían centrado en aquellas mujeres que habían recibido implantes por razones estéticas.